Trasnochando

Entro al antro con mis gafas de sol mi gorra, la camiseta negro, unos vaqueros muy apretados que me realzan el culo y mi zona genital, dejando ver el comienzo del elastico blanco del boxer, mis deportivas cubrían mis pies y me acerque a la barra y vi a un chico rubio el cual me sonaba de algo, fijo que me habia acostado con él, era un camarero y hable con mi tono de voz despues de quitarme las gafas de sol, con mucha lentitud.

-Perdona, ¿me pones un rubio lleno de crema?

Como siempre, no hacía otra cosa que trabajar. Yo era el único estúpido de toda Italia que se quedaba trabajando en un bar de mala muerte un sábado por la noche para ganarse algo de pasta. Aunque no solo me dedicaba a repartir bebidas. Esa noche había vendido ya más de diez gramos de crystal, que se vendía bastante bien. Los tipos que se los compraron lo pasarían mejor que yo está noche sin duda alguna.

Esa noche había bastante gente y no paraba, hasta que la cosa se calmó. Se calmó hasta que alguien pidió algo demasiado raro como para pasarlo por alto y seguir limpiando vasos. Levanté la vista, encontrandome con aquel tipo tan famoso que había llegado a Italia y que todo el mundo se moría por conocer.
-De esos no tenemos.- Respondí tajante, con una sonrisa, esperándo alguna contestación por su parte que mereciera la pena mi atención.

-Vaya que autentica pena entonces sino tenemos al rubio en nata, me temo que tendre que pedir solamente al rubio, no me gustaria salir solo de este local tengo que dar de que hablar a la prensa, sino se aburriran sin trabajo es una autentica lastima porque fijo que voy a salir en todas las revistas, y luego me daran mucho dinero, que pena.

Le mira y se ajusta mas o menos a como lleva la gorra siempre el joven James, se relame los labios y se muerde el inferior.

-Entonces ponme algo para beber sin alcohol por favor que luego los polvitos magicos los pongo yo, no quiero que nadie me cobre mas por ello

Escuché con atención las palabras del chico. ¿Se suponía que el rubio con el que iba a salir esta noche era yo? Pues la llevaba clara, desde luego. Era pobre, pero no imbécil, eran cosas muy distintas.
Negué levemente con la cabeza, dejándo escapar una suave risa de mis labios, girándome para buscar la bebida que él me había pedido, que, por cierto, estaba en alto. En estos momentos odiaba ser tan bajito.

Cojí el taburete y me subí, buscando una simple cerveza sin alcohol.
-Polvos mágicos los que te daba yo a ti...- Susurré, lo más bajito que pude, abriéndole la botella y poniéndola un vaso al lado de los que acababa de limpiar.
Aunque no quisiera, aquel tipo me estaba poniéndo nervioso, por lo que saqué un porro del bolsillo, que encendí con un mechero tan azul como mis ojos y comencé a fumármelo.

-Tan poco dinero tienes que te tienes que liar tus propios porros y de mala manera, madre mia colega cada dia eres mas nefasto y me das mas verguenza ajena, toma te voy a dar algo para que puedas salir del bache.

Saca su cartera y un gran billete el cual deposita sobre la barra, mientras se hecha el liquido y una especie de polvos que en realidad eran crystal puro y duro, como realmente le gustaba a James, se empezo a beber la mezcla lentamente.

-Oye, ¿nos hemos visto en uno de mis conciertos?

El rubio miró el billete sobre la mesa y después al chico con cara de indiferencia. Prendió la llama en el mechero azul y lo acercó tanto al billete, que "descuidadamente" este comenzó a arder, deshaciéndose en poco tiempo, pasándo a ser tan solo cenizas de lo que había sido.

-Puede ser, pero si tienes vergüenza ajena, no deberías no querer recordarlo.- Le dijo, un tanto borde. ¿Qué se creía dándole aquel billete? ¿Qué era una de sus putas? Lui sentía desilusionarlo, pero él no aceptaba dinero de nadie por caridad, por muy bueno que estubiera ese alguien.

-Oye mira tio estoy intentando ayudarte si no quieres que te ayude habermelo dicho antes, aunque supongo que será mejor que tambien olvidemos lo que sabemos ambos, nuestro revolcón o polvo o lo que sea en mi camerino en uno de mis conciertos ¿no?

Sonrei mientras le abrazaba por el cuello de nuevo, mirandole a los ojos realmente deseaba tenerle otra vez entre mis brazos asi que le mire y susurre.

-He venido a buscarte, necesitaba verte de nuevo

Luigi se preguntaba por qué aquel tipejo que parecía ser tan insoportable acababa diciéndole cosas que realmente le gustaban. Y es que él no había podido olvidar ese "polvo, revolcón o lo que fuera en su camerino" Nunca lo reconocería, pero aquel chico de cabellos rubios era batante bueno con lo que hacía y esa no había sido una excepción.

Un escalofrío lo recorrió entero, haciendo que suspirara.
-¿Que iba a querer un tipo como tú de alguien como yo?- Preguntó, interesado por saber, pero dejándose abrazar.

Suspira, aun no recordaba quien era mientras me quitaba rapidamente la gorra y mis gafas dejandole entrever sus ojos azules mirandole penetrantemente.

-Bueno si eso necesitas alguna prueba de que soy, o algunas de mis letras para que puedas recordar con quien estas hablando y con quien te acostaste

Suavemente cogio aire comenzando a interpretar las canciones de su ultimo disco de una manera bastante conocida por todos los del local que se acercaban hasta el para hacerse fotos y que le firmaran autografos.